JOSÉ ÁLVAREZ MESA
ESPERANDO ABRIL
Abril me está esperando para darme tu tacto,
para ofrecerme el lado intacto de la noche.
Permíteme volver a ser la madrugada
repleta de luciérnagas lamiéndome la piel.
Si me pierdo entre el no
y la oscuridad
y el miedo
no dudaré en buscar el rumbo en tu mirada.
Abril me espera al fondo de las lluvias más cálidas
desatando los nudos de un febrero confuso.
Allí te esperaré con el alma en silencio
sin ocultar mi rostro ni disfrazar la luz.
Y comeré en tu boca la dulzura y el ansia,
y borraré en mi pecho la sombra de tu pecho.
Si marzo se detiene será porque le temes
a la única pregunta que queda por hacer.
ANTONIO MACHADO
Abril me está esperando para darme tu tacto,
para ofrecerme el lado intacto de la noche.
Permíteme volver a ser la madrugada
repleta de luciérnagas lamiéndome la piel.
Si me pierdo entre el no
y la oscuridad
y el miedo
no dudaré en buscar el rumbo en tu mirada.
Abril me espera al fondo de las lluvias más cálidas
desatando los nudos de un febrero confuso.
Allí te esperaré con el alma en silencio
sin ocultar mi rostro ni disfrazar la luz.
Y comeré en tu boca la dulzura y el ansia,
y borraré en mi pecho la sombra de tu pecho.
Si marzo se detiene será porque le temes
a la única pregunta que queda por hacer.
ANTONIO MACHADO
Abril florecía
frente a mi ventana.
Entre los jazmines
y las rosas blancas
de un balcón florido,
vi las dos hermanas.
La menor cosía,
la mayor hilaba ...
Entre los jazmines
y las rosas blancas,
la más pequeñita,
risueña y rosada
?su aguja en el aire?,
miró a mi ventana.
La mayor seguía
silenciosa y pálida,
el huso en su rueca
que el lino enroscaba.
Abril florecía
frente a mi ventana.
Una clara tarde
la mayor lloraba,
entre los jazmines
y las rosas blancas,
y ante el blanco lino
que en su rueca hilaba.
?¿Qué tienes ?le dije?
silenciosa pálida?
Señaló el vestido
que empezó la hermana.
En la negra túnica
la aguja brillaba;
sobre el velo blanco,
el dedal de plata.
Señaló a la tarde
de abril que soñaba,
mientras que se oía
tañer de campanas.
Y en la clara tarde
me enseñó sus lágrimas...
Abril florecía
frente a mi ventana.
Fue otro abril alegre
y otra tarde plácida.
El balcón florido
solitario estaba...
Ni la pequeñita
risueña y rosada,
ni la hermana triste,
silenciosa y pálida,
ni la negra túnica,
ni la toca blanca...
Tan sólo en el huso
el lino giraba
por mano invisible,
y en la oscura sala
la luna del limpio
espejo brillaba...
Entre los jazmines
y las rosas blancas
del balcón florido,
me miré en la clara
luna del espejo
que lejos soñaba...
Abril florecía
frente a mi ventana.
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